lunes, 23 de noviembre de 2009

¿Será?

Por mi mente pasaban tantas cosas: los laboratorios, los exámenes, las actividades, etc; pero estaba siempre esa espina que rodeaba todo mi ser, ¿adónde esta mi príncipe azul?. Era impresionante la manera en la que día y noche esa pregunta recorría toda mi cabeza, y absurdo a la vez, ya que sentía que ese tan anhelado sueño nunca llegaría. Pero como todas las personas dicen: "La esperanza es lo último que muere".

Al subirme al autobús, vi a mi mejor amiga aguardando mi asiento. Ella es tan linda, tiene una piel de terciopelo, ojos tan grandes que intimidan y una sonrisa tan encantadora, su nombre es Michelle, tenemos la misma edad y convivimos desde que eramos muy pequeñas. Me senté junto a ella y empezamos a charlar sobre nuestras penas. Nos contamos todo, hasta el mas mínimo secreto que tengo, ella lo sabe.

De repente, el autobús se detuvo, se abrieron las puertas de esté y vi una luz tan resplandeciente que me cegó, me quede petrificada al ver a ese ser que entraba con una total calma, seguro de sí mismo. Se acomodo en un asiento vació que sin mas remedio era para el. Todo estaba tan silencioso y el tiempo transcurría tan lento, que era mas fácil para mi poder verlo y examinarlo.

Arranco el motor del bus, me desperté de eso que parecía un sueño, pero no lo era, todo lo que paso lo viví en realidad. Con su rostro como el de un ángel recién caido del cielo, me observó y me sonrió. Quede petrificada y no podía sonreirle, ni siquiera podía realizar el mas mínimo gesto. Eran tanta la dulzura de su encanto que me impactó.

No sé que me pasaba, no lo entendía, pero si estaba segura de que el podría ser mi tan esperado príncipe azul. Fueron esos mágicos segundos en los que tu cuerpo estalla como cohetes en el cielo, en los cuáles sientes que en tu estómago rebrotan de amor miles de mariposas. Los cuentos de mi madre, en los cuáles el príncipe azul aparece, se hicieron realidad en mi mundo.

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